29 sept 2011

Es Que Mi Amiga...

Usted, varón-hetero, va de fiesta con la intención de salir a hombros por la puerta grande, soñando y buscando una señora que a su lado esté dispuesta a enseñarle todos sus encantos. La intención, la realidad es otra. Usted lo intenta, que no es poco, jodido consuelo queda tras el “al menos lo intéstate”. Sí, es así, pero... Cierto es que ligar no es tarea fácil, triunfar aún menos, y por si los impedimentos naturales y la competencia fueran pocos, pues toma, hay que añadirle uno más: la amiga (que la acompaña).

Es necesario para entender este post que usted, jodido lector, sepa antes de nada el principio de esta historia. Es una noche, en cualquier antro con sonoridad alta, mujeres por doquier, bebidas espirituosas y bullicio. ¡Ah! Y usted intentando conquistar a una señora, que va acompañada por su amiga, para pasar a mayores. Después de un rato y cierto flirteo, usted como buen matador, carga a derechas, bebe de su copa y da la estocada final. Ella le agradece el halago y dice “Es que amiga…”. Antes de que usted se imagine cosas, ya se lo digo yo, ¡la cagamos!

Caso nº 1. La soledad
Es que mi amiga… se queda sola. Que si se queda sola, seguro que usted se ofrece a pagarle un taxi hasta su casa e incluso llevarla a su casa, buscarle un morlaco o alguien que la quiera, que la aguante, que le dé conversación… (Coño, su amigo seguro que se sacrifica). También está la versión, es que mi amiga se tiene que ir, pues ¡ea!, estamos en las mismas.

Caso nº 2. La envidia u otros intereses
Es que mi amiga (tiene envida u otros intereses). Lógicamente la amiga de la susodicha hará todo lo posible para que no se lie con usted porque no le has gustado para ella por alguna razón (oh, que detalle, mírlala la muy zorra que mira por ella), o porque simplemente por envidia, ya que ella se queda a dos velas. La amiga ya se buscará cualquier excusa para que no se lie con usted.

Caso nº 3. La amiga problemática
Es que mi amiga (tiene algún problema). Todas las mujeres tienen alguna amiga que siempre está metida en problemas, casi siempre relativo a esto del amor y de los flirteos.  Claro, ella como buena amiga, no la puede dejar sola, y menos aún si es un con un morlaco que le causa problemas.

Caso nº 4. La más utilizada
Es que me tengo que quedar a dormir en casa de mi amiga. Claro, no va a ir usted allí a intimar con la susodicha y mancillar sus sagrados aposentos, por favor. ¡Ay! Si fuera al revés…

Conclusión “No, Gracias”
Puede que existan casos que sea verdad, o sea, que su amiga sea un auténtico coñazo (caso nº 2) pero en la mayoría de las veces, jodido lector, la amiga es la excusa y acude al rescate. Pero la puta verdad es que:
          1º.    Usted es un pesado y no va a conseguir nada. Además le está quitando tiempo.
          2º.    Ella (a la que intenta conquistar) es una amable “señora”, políticamente correcta, que quiere quedar bien y no quiere hacerle daño (mírala ella que considerada).
          3º.    Su amiga es la coartada perfecta o aquella bruja con intereses ocultos (en el caso nº 2) que impide que se lie con usted.

 En este cualquier caso, ella queda como una señora, su amiga como lo que es y usted con un calentón de un par de narices. ¡Qué Grande es la Amistad!

22 sept 2011

La Clave del Éxito

A todos aquellos que tienen un objetivo en la vida y no cejan en el intento”

Puede que en algún momento te preguntes el porqué, el porqué de seguir con esta agonía, el porqué de tanto sacrificio sin recompensa, el porqué de seguir o dejarlo en este mismo instante… Es ahí donde surge la duda, es como runrún en la cabeza que no te deja vivir, porque si algo tiene es que paraliza y no te permite avanzar. El sentimiento de culpabilidad te ahoga. Pero…

“Tovarishch, ya van doveryayu”
Pero no, esta vez no, esta vez no vas a abandonar. Mira atrás, todo lo que has dejado, todo lo que has sacrificado por intentarlo, no digo conseguirlo, digo intentarlo. Lo conseguirás porque solo tú sabes lo que has trabajado, lo que has sacrificado, lo que has rechazado, lo que te has esforzado. El esfuerzo no se mide por lo que has hecho, el esfuerzo se mide por lo que has sacrificado. Porque te recuerdo que el esfuerzo es seguir aunque no te queden fuerzas.

Pero no, esta vez no, esta vez no te vas a dar por vencido. Tienes que volver al principio, a las razones del porqué empezaste, a aquella locura en la que tú solo creías, porque loco o no, son tus ideas. Y por muy duras que se pongan las cosas más cojones le vas a echar y más vas a trabajar. Porque tu tope está en el cielo.

Pero no, esta vez no, esta vez no te vas a rendir. Esa incertidumbre del resultado imprevisible a veces motivadora, a veces traicionera, hará que te mantengas en la batalla. Porque tienes que cumplir tu sueño, porque tu motivación es tu ambición, demuestra lo que vales, haz ver que tus acciones tienen hambre de victoria.

Porque si, esta vez sí, esta vez lo vas a conseguir. Porque solo en ese momento, todo el esfuerzo tendrá su recompensa. Porque tu tiempo, tu sueño, tus objetivos y tu obsesión se habrán cumplido. Porque así tu sangre, tu sudor y tus lágrimas tendrán sentido.

1 sept 2011

Querer y Dejarse Querer

En el comienzo de todas las relaciones de pareja, exceptuando flechazos si es que existen, hay uno que quiere y otro que se deja querer. Está claro quien tiene el poder y quien sucumbe, quien cede y quien se sale con la suya, quien sale “vencedor” y quien hinca la rodilla. Por cierto, el que ceda la primera vez, será el que ceda siempre, ley de vida, pero ese no es el tema. A continuación se analizan ambas perspectivas.

La persona que quiere
La persona que quiere es la que más tiene que perder, al fin y al cabo es la que ama. Es la que arriesga, la que conquista, la que apuesta todo por esa otra persona, la que pone sus ilusiones y sus esfuerzos. Busca que la otra persona la quiera, busca ser correspondido, hacerse querer, porque en el amor de pareja la cosa es de dos (Perdón por la afirmación cajonera).

La persona que se deja querer
Antes de empezar, si usted ve que no la va a querer no comience con la relación, es decir, si usted está en el principio y ya está planificando el final. No es manía mía, es para no crear falsas esperanzas ni ilusiones, ya sabe usted, las cosas del querer. Éste es el papel bonito, a la mayoría de la gente les gusta sentirse queridos y que les quieran, sube su bajo ego. La persona que se deja querer pasa a disfrutar de los placeres que le proporciona “el que quiere” para que el amor sea correspondido. Esta persona tiene el poder y el que menos tiene que perder. Puede ir a peor, aprovechar esta situación para obtener ventajas o hacer daño (pero obviaremos esto en este post).

El Momento…
Hay un momento que la persona que ama se cansa del papel, de que su amor no sea recíproco, de ver que no se siente valorada o de que jueguen con ella. En ese momento surgen dudas que aumentan con el tiempo. Hasta que hay un momento que…. que el que quiere, deja de hacerlo puesto que ha pasado el tiempo y se ha cansado de querer, de luchar por la relación, de creer en el otro y en sus promesas. Este es un punto de no retorno, ya no hay marcha atrás como otras veces.

…Caprichoso Destino “Dónde las dan, las toman”
En ese momento y durante el pasar de los días, paradójicamente, se han ido invirtiendo los papeles y los sentimientos. La persona que se deja querer pasa a ser la que ama, y la que amaba pasa a ser la que se deja querer. Con un pequeño pero, la que ahora se deja querer ha sufrido el desgaste de la relación, de luchar y de querer. Por lo tanto, es cuestión de tiempo y si,  ya es demasiado tarde. Se acabó.

La frase y la eterna duda
Ahora retumba en su cabeza una frase demoledora “no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes” y usted con cara de poker. Ya es demasiado tarde, no existe una reconquista, ya no está enamorado de usted, ese barco ya zarpó. Su relación se rompe (por su culpa), usted se queda “queriendo querer” y preguntándose el porqué. La respuesta es fácil, porque no luchó lo suficiente, no quiso lo necesario, no demostró lo mucho que le importaba, no hizo nada por querer y no fue sincero ni con ella ni con usted mismo. No bastaban grandes gestas, ni conquistar castillos ni derrotar a los malos. Usted, gilipollas lo único que tenía que haber hecho es amar. Amar, es decirle un te quiero, un piropo, un detalle, hacerle ver que si era importante y que se sintiese querido. No hay más.

Para concluir, solo me queda decirle, espero que no sea demasiado tarde, y si esta tarde es lo que hay, que haya aprendido la lección. Eso sí, vivirá bajo la eterna duda del no sé si te fuiste por lo que era o por lo que nunca fui.

Este post tiene una segunda parte titulada "No Ha Dejado de Doler"