15 dic 2011

El Pelacaramelos

Ante dos productos que tienen las mismas funciones, la lógica dice que usted se quede con el mejor de ellos. No hay más, ni para mí, ni para usted, ni para nadie. Su decisión se basa en las características de dicho producto, si, jodido packaging que viene de fábrica. En la vida y en el ligar no hay moraleja, ni películas de dibujos animados donde el ogro se beneficia a la princesa, olvídese.

Situación, volvemos a esa noche donde los gatos se vuelven pardos, donde lo que es tocino a las 3 es jamón a las 6, ya saben. Volvemos al clásico del blog comer-beber-follar. No joda, es tan simple, es tan complicado. Esta historia vale para cualquier sexo, para cualquier gusto y condición, incluso para el protagonista del anuncio de Tresemmé.

Al turrón, nunca mejor dicho. Una noche, de esas dónde usted le entra al guapo o guapa de turno y sí, esta noche parece que sí. Se crece, saca todo el arsenal compuesto de: simpatía, algún  piropo (que oscila entre el gremio de la albañilería y Gala), e incluso se atreve con unos pasos de salsa. Ahí está usted conquistando pero pasan las horas y no termina de concretar, de culminar la jugada. Apuesta todo a esa baza, a una buena baza, ya no hay otros/as, ¡dame dos qué voy!. Mientras la otra persona se deja querer, le da bola para que usted siga, pero su decisión ya está tomada. Llega aun momento (suele ser al final de la noche) donde decirle darlo todo, saca el armamento pesado y se lanza. Ella con una sutil expresión le rechaza o le hace una cobra, se escuda en cualquier escusa del tipo: que tiene novio, es que mi amiga... y se larga a todo prisa con un “adiós, muy buenas”.

¿Qué ha pasado?
Pues que usted es un pelacaramelos. El Pelacaramelos es un derivado del Pagafantas pero concentrado en una sola noche. Usted ha sido utilizado como compañía para pasar la noche, para dar celos o para subir el ego. Está claro, ha sido el aperitivo, le ha puesto a tono (a ella y a su ego) para que otro/a (novio/a, follamigo/a o llámelo como quiera) se la beneficie, en esa misma noche, un tiempo más tarde. Permítame que le diga que usted ha sido el mal menor de esa noche. En otras palabras, usted ha pelado el caramelo para que otra persona se lo coma. ¿Y usted? Aturdido del semejante hostión, sin margen de maniobra, se irá a casa solo, multidestruido y con el calentón de un par de narices.

¿Pelacaramelos? No, Gracias
La moraleja está clara, no invierta más tiempo de lo necesario. No pierda el tiempo en los medios si no ve/intuye un buen fin. Es  fácil, si usted se da cuenta de esto, basta un “adiós, muy buenas” y a por el/la siguiente. Si no lo hace, ya sabe lo que es: un pe-la-ca-ra-me-los.

2 comentarios:

  1. Ruego, encarecidamente, que vean los links del texto. Gracias y les emplazo al Jueves 22 de Diciembre.

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  2. jajajjaa, me ha encantado lo del ti@ de tresemé

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