"Les digo la verdad, para que nos vamos a engañar, les tenía ganas, y no me han hecho nada. Sí, esto es dar hostias gratis, sin venir a cuento, pero que le vamos a hacer, quiero y punto, ¡Cuánta Maldad!”.
Ese aire desaliñado de despreocupación. Ese aire de dejadez pero todo perfectamente conjuntado y estudiado. Ese aire de moderno/a sin serlo, ese mentiroso pseudoprogresismo… Hoy en “No, Gracias” los pijos/as que van de modernos/as. Si, van con cierto aire preppy, algunos de ellos futuros bobos, todo gracias a Papi y Mami. El padre de un amigo mío, los llama “pijijipis”, apodo que me hace gracia por como suena. Es la mezcla entre pijo y jipi, o sea, de vestimenta jipi pero de pensamiento e ideales pijos.
Ellas
Las ves a ellas con los pantalones ochenteros por el ombligo, sus gafas ¡último modelo! de Ray Ban (que a mi recuerdan a las que regalaban con la Coca Cola hace años), sus Converse o zapatillitas que están de moda y su camiseta lavada a la piedra de Zara. ¡Ah! Sin peinar por favor, o quizás un peinado que parezca que no está peinada. Y todo con un toque vintage ochentero. Ahora, pija, una cosa le digo “la Preysler nunca lo haría”.
Ellos
Ellos, los Rosauros, aparcan los mocasines y cogen las zapatillas más viejas que tengan, pantalones rotos y alguna camisucha que le haga parecer casual. Ahora, eso sí, por la “pinta” muere el pijo. Dejan el Spagnolo y algo del caballo o del cocodrilo, para ir más casual, pero cada vez que hacen eso, un Lacoste suelta una lágrima. Por favor, que dirá el Duque de Feria.
El día
Luego llega el día de ir a misa, el de comer con los padres en el sitio caro o el Sábado para salir de fiesta a tu exclusiva discoteca, y ahí ya tiras de clásicos. Ellos pantalón, camisa oxford, mocasines o castellanos y jersey. Ellas, faldita, camisa y taconazo, princesitas del “mírame y no me toques”. Y un imprescindible para ambos, el flequillo tapando el ojo.
Los/as puedes encontrar
Un día te las encuentras en Vogue todo “tirada” bajo el buen pretexto, en el mejor de los casos, es que hemos salido de clase y nos hemos liado. Sinceramente, se ha puesto de moda (la Vogue y ese look) y ellas como snob obsesas pues van/visten y punto. El viernes o el sábado los encontrarás ya bien vestidos, ¡ejem!, con su ropa habitual en la sala de moda, véase Forúm, o en la del exclusivo “postureo”, véase Príncipe, albero aparte. La discoteca Mae West, según ellos es para chonis, yolos y tronistas (en su argot también maeweros), pero los/as podrás ver el Martes de monólogos o algún que otro domingo por la tarde.
La realidad es otra
Pues eso, hay que ver las habilidades camaleónicas que están adquiriendo los pijos, es increíble. Que si “que ellos se adaptan”, que si “que ellos molan” hasta se molan a ellos mismos, que si todo lo que tú quieras… pero no están definidos, la evolución no está siendo positiva, están olvidando sus raíces.
Muy modernos y modernas a la hora de vestir, de relacionarse, de escuchar música como Vetusta Morla, Christina Rosevigne… pero luego a la hora de la verdad, de tomar decisiones, de pensar y demás, el gato se lo lleva al agua y te hacen una Russian Red, ya saben. “Pues eso, mucha pinta de moderno pero luego…”.
Hay más
En este grupo de ser de una manera y aparentar otra están los blancuchos que van de negratas, peor, lo chinos que van de negros; los payos que van de gitanos; o gente de pueblo que van de urbanitas… Pero esto ya es otro tema.
“Si usted es un pijo/a moderno/a está en el derecho (es más, en la obligación) de ponerme de vuelta y media puesto que yo he empezado. Solo le digo una cosa, yo como soy de pueblo le estaré esperando aquí con mi cabrilla, mi perrillo y mi hacha... juguemos pues”.
ResponderEliminarUno de los mejores post sin duda alguna. Una critica gratuita pero realista, a la par que original. Buen trabajo. Ya está rettwiteado
ResponderEliminar